«Este santo hombre será gran pecador en la juventud y después se convertirá al gran Dios. Será en su niñez y adolescencia como santo, en su juventud gran pecador, pero después se convertirá y hará gran penitencia. El tal hombre empezará á investigar los secretos de Dios sobre la larga visita y dirección que hará el Espíritu Santo en el mundo, por medio de la santa Milicia (Crucíferos). Irá interpretando los oscuros secretos (profecías) del Espíritu Santo, y muchas veces será admirado por conocer los internos secretos del corazón de los hombres. Los Crucíferos, no pudiendo vencer primero con letras á los herejes, se moverán contra ellos impetuosamente con las armas. Dios Omnipotente exaltará á un hombre muy pobre, de la sangre de Constantino...»
«Ya se va acercando la hora en que la Divina Majestad visitará al mundo con la nueva religión de los Crucíferos, con el Crucifijo levantado sobre el más alto estandarte y de mayor lugar. Estandarte admirable á los ojos de todos los justos; el cual al principio escarnecerán los incrédulos, malos cristianos y paganos, mas después que vean las maravillosas victorias contra los tiranos, herejes é infieles, sus burlas se convertirán en lágrimas».
«Será (el Gran Monarca) gran Fundador de una nueva Religión, diferente de todas las otras. La repartirá en tres órdenes: de Caballeros armados, Sacerdotes solitarios y Hospitalarios piadosísimos. Será la última Religión de todas y hará en la Iglesia de Dios mayor fruto que todas las otras últimas. Procederá con las armas, con la oración y con la santa hospitalidad».
¡Oh santos Crucíferos! Vosotros destruiréis la maldita secta mahometana; vosotros pondréis fin a toda suerte de infieles, herejes y sectas del mundo, y seréis el acabamiento de todos los tiranos; vosotros pondréis silencio con perpetua paz por todo el universo mundo; vosotros haréis santos a todos los hombres, por fuerza o por voluntad. ¡Oh gente santa! ¡Oh gente bendita de la Santísima Trinidad! —Sera (el Fundador) gran Capitán de gente santa, llamada «los Santos Crucíferos de Jesucristo», con los cuales acabará la secta mahometana y el resto de los infieles.—Obtendrán el dominio de todo el mundo, tanto temporal como espiritual (nótese) y regirán la Iglesia de Dios hasta el fin de los siglos. —Estos siervos de Dios limpiarán el mundo con la muerte de un número infinito de rebeldes. El Jefe y Fundador de esta milicia será el gran reformador de la Iglesia de Dios».
San Francisco de Paula
APOLOGÍA DEL GRAN MONARCA 2ª Parte.
Paginas 144, 218, 219.
P. José Domingo María Corbató
Biblioteca Españolista
Valencia-Año 1904