Entrevistamos al historiador y colaborador de Ñ TV España, Rafael María Molina. El autor del exitoso libro Batallas Olvidadas analiza la actualidad de la Guerra de Ucrania y el peligro de conflicto nuclear.
¿En qué momento militar de la guerra de Ucrania nos hallamos actualmente?
Esta guerra, aún siendo Ucrania la parte invadida, recuerda en cierto modo desde el punto de vista militar a la Segunda Guerra Mundial en el frente ruso y en la misma Ucrania. Los ucranianos, como los alemanes entonces, están luchando con coraje y competencia y cuentan con una tecnología militar superior, la que le proporciona Occidente. Pero Rusia no tiene prisa y está dispuesta a luchar durante 10 años si es necesario, llevando a cabo los reclutamientos masivos que hagan falta. A medio y largo plazo es posible que las líneas ucranianas se acaben derrumbando ante un enemigo superior que cuenta con grandes reservas humanas, como les acabó ocurriendo a los alemanes. Todavía no es seguro que Ucrania vaya a sobrevivir como estado después de esta guerra. Sobretodo teniendo en cuenta que se enfrenta a un enemigo enorme, como es Rusia, cuya motivación y nivel tecnológico militar es también muy considerable.
¿Los tanques prometidos a Ucrania, sobre todo los Leopard, de fabricación alemana, pueden provocar un punto de inflexión en la guerra?
Los tanques occidentales pueden jugar un papel importante para proporcionar a Ucrania capacidad de fuego artillero y movilidad para organizar una contraofensiva más al sur que alivie la situación cada vez más complicada para Ucrania en la zona de Lugansk. Si eso tendrá o no importantes consecuencias militares, es algo que está por ver.
¿Por qué la cuestión de entregar tanques occidentales a Ucrania ha sido tan difícil de decidir para los europeos?
Por diversas razones, por miedo a que los rusos puedan apropiarse de tecnología militar occidental secreta si se apoderan de algunos. También por el hecho de que obviamente los países occidentales se debilitan si entregan tanques punteros. Pensemos como por ejemplo, nuestro país, España, evidentemente tiene que ser muy cuidadoso con entregar grandes cantidades de armamento puntero, teniendo un vecino como Marruecos que se rearma sin cesar y reclama partes de nuestro territorio. Pero el problema principal ha sido de alcance estratégico, el riesgo de guerra nuclear global, que puede ser mucho mayor de lo que nos cuentan. Todo indica que en los gobiernos europeos ha habido auténtico temor a que Rusia responda con ataques nucleares sobre Europa.
Alemania como país dominante de la Unión Europea juega un papel especialmente importante desde el punto de vista estratégico en toda esta crisis ¿no es así?
Sí, y ello está en relación con la propia historia de Alemania. A finales del siglo XlX, el mayor estadista alemán de la edad Contemporánea, el canciller Otto von Bismarck, estableció alianzas y buenas relaciones con Rusia. Bismarck siempre dijo que la mayor desgracia para Alemania sería ir a la guerra contra Rusia. Pero al final mantener esa política le acabó costando el puesto. Uno de los motivos de su destitución fue que el nuevo Kaiser Guillermo II apoyado por una nueva generación de nacionalistas alemanes que tenían la mirada puesta en la expansión en territorio ruso, decidió poner fin a esa política prorrusa.
Pero la historia del siglo XX dio la razón a Bismarck y al ir a la guerra contra Rusia en las dos guerras mundiales, primero con el Kaiser y luego con Hitler, el resultado acabó siendo desastroso para Alemania en ambas ocasiones. El dilema de llevar a cabo una política pro occidental y anti rusa o una de neutralidad y buenas relaciones con Rusia, ha marcado y sigue marcando la política contemporánea en Alemania.
¿De verdad es tan grande el temor de los gobiernos europeos a una guerra nuclear?
Sí. El gobierno alemán casi lo insinuó con claridad cuando dijo que la decisión sobre los tanques no era fácil porque estaba en juego la seguridad de los alemanes. Al final Berlín sólo accedió a entregar los tanques con la condición específica de que Estados Unidos entregara también tanques Abrams. Y es que el gran temor de los gobiernos europeos occidentales es una guerra nuclear en la que los misiles rusos arrasen Europa pero en la que el territorio de Estados Unidos quede indemne, y acabe emergiendo un acuerdo final entre las dos grandes superpotencias, que habrían evitado atacarse entre sí con armamento nuclear, a costa de una Europa arrasada. De alguna forma Alemania lo que ha hecho ha sido exigir que Estados Unidos, quién de momento está obteniendo grandes beneficios al introducir su gas en Europa, en sustitución del ruso, corra también el riesgo de ataque nuclear al poner como condición que Estados Unidos aporte tanques a Ucrania.
¿Cómo se desarrollaría una hipotética guerra nuclear?
Un conflicto nuclear sólo podría producirse como último recurso en un contexto de derrumbe militar ruso. Diversas voces desde el liderazgo ruso y el mismo Putin están advirtiendo con claridad de que contemplan el uso de armamento nuclear si está seriamente amenazada lo que ellos consideran la unidad territorial rusa. O sea si llegaran a perder todo lo conquistado en Ucrania.
Nadie puede saber cómo se desarrollaría pero un escenario plausible podría ser un ataque sorpresivo devastador contra Kiev y otras ciudades de Ucrania, así como centros militares clave en el país ucraniano, en un intento de acabar de un golpe con el liderazgo político y militar de Ucrania. Tal vez así podría generarse un caos indecible y un derrumbamiento militar ucraniano o la eventual sustitución del gobierno de Zelensky por uno prorruso, ganando la guerra Rusia en el último momento. Ese podría ser un razonamiento que hiciese el Kremlin.
Las consecuencias humanas serían dantescas y un estremecimiento de horror recorrería el mundo pero ello pondría a Estados Unidos ante un terrible dilema de casi imposible solución. Ese mismo estremecimiento de horror universal haría improbable que la opinión pública tanto norteamericana como europea apoyara un ataque nuclear de represalia contra Rusia sabiendo que ello implicaría el suicidio colectivo y la destrucción de las ciudades occidentales con sus habitantes. Y todo ello por salvar los restos de un país que ni siquiera es miembro de la OTAN.
Pero al mismo tiempo si Estados Unidos no respondiera al mismo nivel y permitiera la destrucción de Ucrania, su liderazgo global se derrumbaría. Viendo la inutilidad de la alianza con Washington, la OTAN se desharía y los países europeos no tardarían en llegar a acuerdos de neutralidad por separado con Rusia, al gusto de Moscú. Y China tomaría buena nota de esa debilidad norteamericana para iniciar sus propias campañas en Asia, empezando por Taiwán.
Al contrario de lo que muchos creen es improbable que si llegara el caso, Rusia se limitara a usar armas nucleares tácticas en el campo de batalla. Las armas nucleares tácticas, más allá de la radiación, no poseen la potencia destructiva inmediata suficiente como para invertir el rumbo de una guerra por sí solas. Sólo las armas nucleares estratégicas, las de gran potencia, que arrasan ciudades podrían conseguir ese objetivo.
En definitiva, ojalá esta guerra termine pronto y nunca lleguemos a ser testigos de una situación tan dramática.
Fuente: ñtvespaña