Según el Apóstol San Pablo, en este mundo es imposible figurarse las maravillas del Cielo, porque exceden infinitamente a nuestra capacidad de comprensión.
Según los teólogos, el mayor disfrute de los Santos lo tendrán en las potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad. Con la memoria recordaremos el amor que Dios nos ha demostrado con todos los beneficios que nos ha hecho; con el entendimiento comprenderemos la bondad y hermosura de Dios y nos sentiremos felices al saber que nos ama; y con la voluntad le amaremos apasionadamente y disfrutaremos las delicias de su amor.
Pero aparte del alma, también nuestros cuerpos gozarán una grandísima felicidad.
Según los teólogos, los cuerpos gloriosos serán dotados de unas capacidades especiales de las que vamos a tratar:
Impasibilidad: Según el Catecismo Romano de San Pío V, la impasibilidad es una cualidad que hará que no se pueda padecer molestias, ni sentir dolor ni cansancio alguno. En virtud de esta cualidad, los cuerpos de los santos en el Cielo gozarán de perpetua juventud, donde nunca conocerán el cansancio ni la enfermedad, ni cosa alguna que les pueda molestar.
Sutileza: En virtud de esta perfección, el cuerpo del glorificado se espiritualizará de tal forma que podrá atravesar las paredes y penetrar a través de cualquier cuerpo, obediente a los deseos del alma, sin que haya ninguna barrera que le impida moverse de un sitio a otro a la velocidad del pensamiento. Consideremos a Cristo cómo entró en el Cenáculo donde estaban los apóstoles, atravesando las paredes, sin pasar por puertas ni ventanas. Igualmente podrá penetrar con su mente en todos los secretos de la Naturaleza y conocerá el por qué de todas las cosas.
Agilidad: Respecto a este don, el Catecismo de Trento dice, que por ella se librará el cuerpo de la carga que le oprime ahora, y se podrá mover hacia cualquier parte a donde quiera el alma, con tal velocidad que no pueda haberla mayor. Santo Tomás asegura que, la rapidez con que pueden moverse los cuerpos gloriosos será incomparablemente superior a la velocidad de la luz. Algunos dicen que podrá moverse de un lugar a otro a la velocidad del pensamiento. Bastará que deseen estar presentes en un lugar determinado para poder estar allí en el mismo momento, aunque esté a años luz.
Claridad: La cuarta cualidad de los cuerpos gloriosos es su incomparable hermosura, resplandor y claridad. La hermosura de los Santos es tan grande que, si se dejaran ver en este mundo tal como son, no lo podríamos aguantar y moriríamos de felicidad. Los teólogos dicen que cuando a algún Santo se le aparece el Señor o la Virgen, no se le aparece con toda la hermosura que realmente tienen en el Cielo, porque para poderlos ver como son necesitamos que antes también nuestros cuerpos sean glorificados y capacitados para aquello.
Santa Teresa después de una aparición de Jesucristo, decía: "Aunque otra cosa no hubiera para deleitar la vista en el Cielo, sino la gran hermosura de los cuerpos glorificados, es grandísima gloria, tanto que no es posible comprender ni imaginar".
LA CREACIÓN
Andrés Codesal Martín