Venerable P. Bernardo María Clausi, religioso de la
orden de los Hermanos Franciscanos mínimos, muerto en Paola (Italia) en 1849.
Parece haber heredado de su padre San Francisco de Paula el espíritu de
profecía que le animó. Anuncia la catástrofe con las siguientes palabras:
“Este azote se hará sentir en todo el mundo y será
tan terrible que cada uno de los que sobrevivieren se imaginará que será el
único que ha quedado libre. Todos se arrepentirán y serán buenos. Este castigo
será muy corto, instantáneo, pero terrible. Más antes que sucedan estas cosas
habrá hecho el mal tantos progresos en el mundo que parecerá que los demonios
han salido de los infiernos. Hasta el principio de las tinieblas, la
persecución de los justos por los malos y los impíos será tan grande que habrán
de padecer un verdadero martirio. Las cosas vendrán a tal extremo que parecerá
imposible humanamente hacer nada y que todo está perdido. Entonces Nuestro
Señor hará un cambio tan notable en un momento, como de la mañana a la noche,
que El pondrá todas las cosas en orden. “El triunfo de la Iglesia vendrá
precedido de un gran castigo. Será un nuevo castigo y principalmente contra los
impíos, que serán juzgados y castigados. Serán muchos más los que sucumbirán a
el que los que se verán libres. Y en seguida vendrá el gran triunfo de la Santa
Iglesia y el reinado del amor fraternal; ¡Dichoso aquel que viva en tan
venturosos días.”
(Tomado en esencia del libro alemán “LA VENIDA DEL GRAN MONARCA” y del
libro de López Galúa “FUTURA GRANDEZA DE ESPAÑA”, tercera edición, La Coruña,
pág. 118.)