La práctica del comunismo de señalar a todo el que discrepa como "fascista" es una táctica de señalamiento ya casi centenaria.
El señalamiento como 'fascista' a todo el que discrepa
Como os conté aquí hace unos años, en 1924 la Internacional Comunista, controlada por el dictador Stalin emitió una resolución en la que afirmaba lo siguiente: "A medida que la sociedad burguesa continúa decayendo, todos los partidos burgueses, particularmente la socialdemocracia, adquieren un carácter más o menos fascista ... El fascismo y la socialdemocracia son los dos lados del mismo instrumento de la dictadura capitalista". Así pues, los primeros en ser señalados como "fascistas" por los comunistas fueron los socialdemócratas.
Los comunistas nunca han dudado en recurrir a la mentira para imponer su ideología y demonizar a sus rivales políticos: llaman "fascistas" a quienes saben que no lo son para desprestigiarles y matarles civilmente, y ahorrarse así un debate de ideas en el que esos totalitarios de extrema izquierda tendrían todas las de perder, ya que los comunistas siempre han sido tan enemigos de la democracia y de los derechos humanos como los auténticos fascistas, como demuestran el hecho de que han instaurado más de medio centenar de dictaduras (algunas de ellas aún existen hoy, entre ellas la del país más poblado del mundo: China) y han matado a más de 100 millones de seres humanos.
El denominador común del comunismo y del auténtico fascismo
Hoy en día, cuando un comunista llama "fascista" a un demócrata, lo que hace es intentar ponerle a su altura, pues tanto el comunismo como el fascismo son movimientos totalitarios, y ambos son enemigos de la libertad y de la democracia. Ningún demócrata debería admitir lecciones de democracia, de libertad ni de derechos humanos de un comunista, de la misma forma que tampoco debe admitirlas de un nazi. Por eso resulta muy chocante, e incluso ridículo, ver a personas de la derecha democrática sintiéndose acomplejadas cuando un comunista les llama "fascista". Ser derechas es algo totalmente legítimo y de lo que nadie debería avergonzarse. Si alguien tiene que avergonzarse de algo son los comunistas, que apoyan una ideología antidemocrática que ha competido en odio, violencia y criminalidad con el nazismo.
El absurdo reparo a llamar 'comunistas' a los comunistas
Pero si es absurdo que haya gente de derechas que se acompleja ante esos totalitarios, el más incomprensible de los remilgos de la derecha, frente a esos nostálgicos de Lenin que no dudan en insultar llamando "fascista" a todo el que no piensa como ellos, consiste en la renuencia a llamar comunistas a los comunistas, como si el mero hecho de llamar a esos totalitarios por su nombre fuese algo criticable o le convirtiese a cualquiera en sospechoso. Es un disparate que los comunistas se atrevan a llamar "fascistas" a todos sus enemigos, aunque sepan perfectamente que no tienen ninguna relación con el fascismo, y al mismo tiempo mucha gente de derechas tenga miedo de llamar a los comunistas por su nombre. Ya va siendo hora de cambiar esa actitud.
A estas alturas de la historia, con todo lo que ya sabemos sobre esa ideología comunista, la palabra "comunista" debería tener las mismas malas connotaciones que las palabras "nazi" o "fascista". De hecho, si bien cualitativamente son ideologías igualmente despreciables, el comunismo es el movimiento totalitario que más gente ha matado y que más dictaduras ha implantado. Debemos acostumbrarnos a llamar a los comunistas con este nombre por lo menos con total claridad y con el mismo desparpajo con el que ellos señalan como "fascistas" a todos los que discrepamos de sus ideas totalitarias. Debemos adoptar esta costumbre hasta que la palabra "comunista" apeste tanto en nuestro país como apesta en países que han sufrido a esos totalitarios, como Polonia, Lituania, Letonia, Estonia y otros, donde la palabra "comunista" es tan aborrecible, y con razón, como la palabra "nazi".
Fuente: Contando Estrelas