Quita un rayo la vida a un mancebo que no llevaba el Santo Escapulario
y deja con vida a otros varios que lo vestían con fervor
y deja con vida a otros varios que lo vestían con fervor
Refiere Fr. Daniel de la Virgen María, que en la ciudad de Manresa se levantó, una tarde del mes de junio, una horrorosa tempestad y, estándola conjurando con gran fervor un religioso nuestro, cayó un rayo que hizo grandísimos estragos.
El primero a quien alcanzó fue a este devoto religioso. Cayó en tierra, efecto de la exhalación, y viéndole otro religioso, que se hallaba algo distanciado, se llego a él, observando que el rayo había abrasado y consumido todos sus vestidos excepto el Santo Escapulario. Le tomo el pulso, y viendo que aún palpitaba, fue a toda prisa, después de absolverle, a dar cuenta al Prelado, que vino con otros muchos religiosos, cuando ya al que daban todos por muerto se había recobrado del susto y sobresalto, sintiendo tan sólo en la pierna derecha un intenso dolor, que, en el poco tiempo que duró, le dio a bien a entender, lo mucho que tenía que agradecer a María Santísima nuestra Madre, pues por un señalado favor y merced celestial de la reina de los Cielos no había sido reducido a pavesas como otros muchos.
Le quedó después un grandísimo dolor en la pierna, de tal suerte, que en muy largo rato no podía el infeliz ni moverse, pero, más tarde, se reanimó y quedó perfectamente bien y sin que se notase la menor molestia.
Aquel mismo rayo que lo dejase a él sin vestiduras había tocado de soslayo a otros muchos vecinos de aquel pueblo, mas a ninguno quitó la vida, sino a un mancebo licencioso y disoluto que se jactaba de no llevar el Escapulario de la Virgen. Con este hecho parecía decirnos en su lenguaje el rayo, con su soberbia desbastadora: “Lo mismo hubiera hecho con todos vosotros si el bendito Escapulario de la Virgen santísima del Carmen no hubiese sofocado mis voraces incendios”. Y así, demos todos gracias rendidísimas a nuestra Madre por semejantes estupendos beneficios como nos prodiga a cada paso su mano liberal y misericordiosa. Así sea.
Milagros y Prodigios del Santo Escapulario del Carmen
por el P. Fr. Juan Fernández Martín, O. C.
Editado en 1956